28 abril ,2015
Julio César Ajtzac, Evelyn Tzaj, Aníbal y Julissa Cristal tenían el mismo sueño: estudiar para llegar a ser profesionales. Sin embargo, en su comunidad Paxixil, a 92 kilómetros de la capital, no había un lugar donde cursar la secundaria. Y viajar a cualquiera de las otras comunidades, suponía para sus familias un enorme costo, que no podían enfrentar.
Sin embargo, sus buenas notas llamaron la atención de la Junta Directiva y decidió otorgarles a los cuatro jóvenes, Becas para la excelencia, una iniciativa que les permitiría continuar sus estudios.
La decisión implicó una logística que incluyó la búsqueda de un colegio adecuado y la ubicación de familias honorables que los pudieran recibir, pues tendrían que vivir lejos de sus casas y su comunidad. El centro de estudios elegido fue el Colegio Mesoamericano, en Patzicía, Chimaltenango. Sus altos estándares educativos convencieron a PAVA de que aquí, los jóvenes podrían alcanzar todo su potencial.
Luego de superar con éxito los exámenes de admisión, lograron encontrar hospedaje para los chicos. Sus padres viajaron hasta Patzicía para confirmar que sus hijos estarían bien acomodados y seguros. Las becas que PAVA entregó y que suman Q 69,000 (US$ 8,625), cubren inscripciones, uniformes, mensualidades, útiles, internet y tabletas. De manera simbólica, las familias cubren algunos imprevistos.
El primer año los jóvenes alcanzaron un promedio de 89 puntos. PAVA se siente orgullosa, pero también siente una gran responsabilidad, porque les han creado grandes expectativas que esperan ayudarlos a alcanzar. Por ejemplo, Evelyn Tzaj quiere ser doctora. “Soy la única de mis hermanos que está estudiando y quiero convertirme en doctora”, dice. También Julio César Ajtzac es el único de su familia que estudia y su sueño es ser veterinario. “Me gustan los animales, por eso quiero estudiar veterinaria”, dice.
Evelyn Tzaj y Julissa Cristal con sus papás | Julio César Ajtzac, Aníbal Cristal y sus papás. |